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¿Qué hay tras las flores de Sant Jordi?

Campaña "Tras las flores"

Lunes 22 de abril de 2019

No es el negocio de las flores, sino el de las vidas, donde se negocia la salud, el alimento, el buen vivir y la felicidad.
Jonathan Prieto, hijo de una trabajadora de flores.

 

En primer lugar, nos presentamos. La campaña ‘Tras las flores’ nace de activistas independientes articuladas entorno a la floricultura de la Sabana de Bogotá (Colombia), para concienciar a quienes consumen flores en el Norte global. Poniendo el foco en las vulneraciones de Derechos Humanos realizadas sistemáticamente dentro del negocio de las flores de exportación. En un día como Sant Jordi creemos necesario reflexionar sobre la responsabilidad, individual y colectiva, en cuanto al consumo de las rosas producidas y exportadas en su gran mayoría desde el Sur global (Colombia, Ecuador, Brasil, Kenia, Zimbabwe, Etiopía, entre otros).

Solo en la fiesta de Sant Jordi del 2018 se consumieron alrededor de 7 millones de rosas según señala el Mercat de les Flors. De las cuales, Colombia exportó un 71% del total, siendo el principal país exportador. Por su parte, Holanda exportó un 15% y Ecuador un 9%, y el 5% restante fue producción local (3% Barcelona y 2% el resto del Estado español). La variedad Freedom, originaria de Ecuador y Colombia, representa el 60% del total de las rosas suministradas para Sant Jordi.

Las flores tienen una carga simbólica que ha sido construida social e históricamente en relación con la estética de lo bello, lo frágil, lo que embellece, incluso, lo que enamora, lo que se regala, lo que acompaña a personas muertas. Esta carga simbólica ha sido aprovechada por grandes empresas que hoy en día promueven el consumo masivo, el cual se incrementa en festividades tradicionales, como Sant Jordi catalogado como el dìa más romántico del año en Catalunya, y en otras fiestas creadas por el mercado global capitalista como San Valentín. Así, este mercado ha hecho de las flores cortadas un producto que de por sí tiene un tiempo reducido de uso, un símbolo de explotación.

Mientras en el Norte global se regalan flores para generar ilusión, o acompañar momentos especiales, las mujeres del Sur global que sustentan el negocio pierden sus ilusiones, su salud y sus familias debido a la explotación laboral. Se cuentan entre estas vulneraciones: jornadas hasta de 16 horas con exposición a químicos agrotóxicos y plaguicidas, posturas corporales perjudiciales y movimientos repetitivos que afectan gravemente la salud. Además, las trabajadoras sufren una gran carga de estrés laboral al tener que cumplir con los estándares de producción a gran escala derivados de las lógicas del mercado transnacional que prioriza la acumulación de capital ante los derechos laborales, medioambientales y sociales.

Cultivar flores provoca que grandes territorios pierdan su riqueza en detrimento de la biodiversidad, la seguridad y la soberanìa alimentaria al instalarse como monocultivo, intoxicando progresivamente la tierra, el subsuelo y afectando el agua. Las empresas de flores han privatizado el agua sin tener ninguna restricción, y además la exportan al acumularse en los tallos de las flores que llegan a medir hasta 90 cm, por cada variedad de flor hay medidas específicas para que puedan soportar los largos viajes, en ese sentido además del agua usada en todo el proceso de crecimiento de la planta, hay un porcentaje que se acumula en los tallos y sale del territorio.

Ingeominas [1] realizó un balance hídrico de los acuíferos de la Sabana de Bogotá encontrando que el sector florícola alcanza un consumo de 54.8 millones de m3 de agua por año, lo cual nos muestra una gran presión sobre las reservas hídricas. Por otro lado, para consumo humano se calcula un 10.7 millones de m3 al año para Madrid, Funza y Subachoque, municipios de Colombia, donde se concentra gran parte de la producciòn de flores. Unas 400 empresas ocupan 6.700 hectáreas en el país, de las que la gran mayoría (un 73%) están en la Sabana cercana a Bogotá.

Durante años hemos pensado desde los movimientos, organizaciones sociales y sindicatos de algunos países productores de flores en cómo trasladar al Norte global la preocupación por el extractivismo de la tierra y de los cuerpos, que implica esta producción de naturaleza muerta, las flores. Y creemos que lo más consciente con el planeta y con las personas explotadas es dejar de consumir flores y buscar otras alternativas desde la creatividad colectiva hacia el cultivo local, para seguir viviendo las fiestas como reuniones de los pueblos sin que implique que en otros lugares del mundo se esten viviendo injusticias.

Sin embargo, sabemos que éste es un largo camino por recorrer. En este sentido, creemos necesario enfatizar que mientras este consumo se dé es muy imporante que éste sea de forma consciente. Por eso, apelamos a un consumo que cuestione aquellos procesos de producción que sostengan la explotación y empiece a apostar por un consumo garantista y sostenible. Así pues, exigimos seguir reivindicando y valorando el papel de los sellos de calidad, aunque están lejos de proteger todas las vidas, para mejorar los derechos y condiciones laborales de las trabajadoras. Así, como poder promover la protección del medioambiente reduciendo el uso de plaguidicas en sus diferentes niveles de toxicidad.

Por todo lo anterior, queremos invitar a organizaciones sociales, ambientales y de Derechos Humanos a adherirse, apoyar, y difundir la campaña “Tras las flores”; a quienes consumen les invitamos a reflexionar sobre lo que implica decidir comprar o no un producto con una historia de explotación; y a quienes sostienen este negocio les exigimos sensatez ante la grave crisis ecológica a nivel mundial, ya que no es coherente continuar con un mercado que intensifica el desastre socio-ambiental.
Lo que nosotras soñamos es que las tierras no produzcan flores a Estados Unidos y a Europa, sino que produzcan alimentos en los territorios, priorizando el abastecimiento local.

¡Porque las trabajadoras y trabajadores de flores son más importantes que miles de flores juntas!

¡Que siga la fiesta del amor eficaz entre los pueblos, por un Sant Jordi libre de explotación!

Ver en línea : Tras las flores, 22 de abril de 2019.


Notas

[1Actualmente llamado Servicio Geológico Colombiano o SGC, agencia adscrita al Ministerio de Minas y Energía, encargada de realizar investigación científica básica y aplicada del potencial de recursos del subsuelo. Y adelanta el seguimiento y monitoreo de amenazas de origen geológico.


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